El 4 de Julio de 1776, Thomas Jefferson redactó la Declaración de Independencia de EEUU, la 1ª declaración de los derechos del hombre. Mientras que en Francia el 28 de agosto de 1789, se proclamaba la Declaración de los Derechos del Hombre. En ambos casos no se trata de un uso sexista del lenguaje, sino que únicamente se le reconocían a los varones estos derechos.
Un buen ejemplo de lo que ocurría en la época son las declaraciones de Rousseau, filósofo muy conocido, que no concebía una sociedad que defiende la idea de un poder que se distribuya de manera desigual entre todos los individuos, pero que NO incluía a las mujeres en su concepto de distribución igualitaria. Las mujeres de la revolución francesa observaron cómo se pregonaba la igualdad universal, pero no se les incluía en ella. Y es con la revolución francesa cuando las propias mujeres comienzan a cuestionarse porqué a ellas se les excluye en tantos aspectos y aparecen los primeros indicios de lo que posteriormente llamaremos, feminismo.
Olimpia de Gouges y Mary Wollstonecraft llevaron sus pensamientos a la teoría, pero otras muchas mujeres cuestionaron su papel en la sociedad, pues en el siglo XVIII surgen asociaciones en las que se debate sobre política y sobre cómo están excluidas de algo que inevitablemente les afecta. Aparecen también en 1789 los llamados Cuadernos de Quejas, en los que mujeres de la época hacían llegar sus voces por escrito a lo que hoy podríamos denominar, el parlamento. En ellos, se reflejaban cosas tan básicas como: derecho a la educación, al trabajo, derechos matrimoniales, derechos respecto a sus hijxs y derecho al voto.
Es pues, con la comentada Declaración de los derechos del hombre, cuando Olimpia decide escribir su propia versión, y nace así la Declaración de los derechos de la Mujer y de la Ciudadana. Siendo con ella criticada, tachada de analfabeta, de prostituta y otros muchos calificativos que nada tenían que ver con la verdadera Olimpia, una mujer culta, con grandes conocimientos y fiel defensora no solo de los derechos de las mujeres, sino de los de numerosos colectivos oprimidos. Pese a ello, no tuvo la oportunidad de poder asistir a las reuniones que se realizaban en la Asamblea de Paris, una mujer que tenía más de 4.000 páginas de escritos de todo tipo.
También en la ilustración hubo hombres que alzaron su voz, entre ellos CONDORCET, quien reclamó igualdad de derechos para todas las personas, incluyendo en este término también a las mujeres. Pero a pesar de sus esfuerzos, la Constitución de 1791 hizo dos distinciones en cuanto a lo que a derechos se refiere: activos (varones mayores de 25 años, independientes y con propiedades) y pasivos (hombres sin propiedades y todas las mujeres, sin excepción).
La vida de las mujeres no había cambiado cuando aparece Mary Wollstonecraft y su Vindicación de los derechos de la Mujer. Mary, no era una mujer culta y con una importante educación como Olimpia, ella simplemente quería conseguir la emancipación, su sueño de niña era ser independiente y no tener que casarse, como era costumbre en la época.
Mary, nacida en Inglaterra, fue dama de compañía, maestra en una escuela para señoritas e institutriz en una familia aristocrática (siendo un personaje muy fiel a lo que se esperaba de una mujer en su época). Pero ayudó a su hermana a salir de un matrimonio donde era golpeada y humillada a diario por su marido y tuvo la osadía de escribir un texto que reclamaba la igualdad de sexos, recogiendo los debates de la época, la lucha radical contra los prejuicios, y con el que se ganó el nombre de “Hiena con faldas”, por reclamar que no exista esta distinción entre sexos. Eso sí, no sin antes comenzar a ser considerada una celebridad a muchos niveles.
Tras enamorarse locamente al viajar a Paris durante la revolución, tuvo a su primera hija de manera extramatrimonial, y se vio así, en un debate entre sus ideas y la protección de su pequeña del sufrimiento de ser considerada hija ilegítima. Regresa entonces a Inglaterra donde intenta suicidarse, pero de nuevo tras un breve parón en su vida, se enamora, teniendo su segunda hija, y casándose para protegerla, siendo con ello criticada por ser contraria a sus ideas.
Mary muere 10 días después de dar a luz a la pequeña Mary Shelley, autora de la famosa novela Frankenstein, debido a la mala costumbre de los médicos de la época, de no lavarse las manos antes de retirar una placenta que ha quedado en el interior de la madre.
Fue Wollstonecraft la primera en cuestionar el origen de esa desigualdad, identificar los mecanismos sociales y culturales que influían en la subordinación femenina y sentar precedente para más mujeres.
Pero tras la muerte de Mary Wollstonecraft y con Olimpia de Gouges siendo guillotinada, la represión de las mujeres se volvió aún más intensa. Los clubes se prohibieron, al igual que las reuniones de más de 5 mujeres en cualquier lugar, la participación de las mujeres en política y asambleas, y un largo etcétera, siendo guillotinadas o exiliadas todas aquellas mujeres que quisieron resistirse.
Más tarde, el Código de Napoleón, restaura para más inri la desigualdad en el matrimonio, donde se refleja que las mujeres deben ser obedientes a sus maridos. NO tenían derecho a tener propiedades, mantener o buscar un trabajo sin permiso, rechazar a su padre o maridos en el caso de ser violentos, fijando además penas importantes a todas aquellas que decidieran abortar o que tuvieran relaciones extramatrimoniales.
Entran en el siglo XIX sin derechos, sin oportunidades y totalmente dependientes de los hombres que las rodean.
Fuente utilizada:
Varela, Nuria. 2014. Feminismo para principiantes by Nuria Varela(2014-09-24).
Comments