¿Se puede ser abolicionista del género y transinclusiva?
Spoiler: Sí.
Este 8M viene con polémica incluida. De un tiempo a esta parte se dice que el feminismo está dividido, la realidad es que dentro del movimiento feminista siempre ha habido debates, pero no podemos permitir que los debates se conviertan en enfrentamientos, la sororidad debe ser nuestra bandera y como tal requiere de escucha para comprender las realidades de las distintas personas que forman parte del movimiento.
En todo el estado español se han realizado al menos dos convocatorias diferentes, una denominada "Abolicionista" y otra "Derechos para todas todos los días". Y yo, como persona crítica que soy, me he mosqueado bastante con esta apropiación del concepto abolicionista, pues el disfraz de abolicionista para esconder un discurso transexcluyente y de odio me cabrea, y mucho.
Y de aquí mi reivindicación este 8 de marzo, que es un día de reivindicación y por supuesto, ante todo, DE UNIDAD Y SORORIDAD. ¿Vamos a caer en los mismos errores del pasado?
En el pasado el movimiento feminista debatió si las lesbianas debían formar parte del mismo por estar exentas de las dinámicas de poder en pareja, la realidad es que en el resto de las interacciones sociales siguen existiendo estas dinámicas, y estar exentas en uno de los aspectos no evitaba el resto. Por ello, con el tiempo, el debate y la propia evolución del movimiento feminista su inclusión acabó siendo una realidad que no se cuestionaba.
Quien no recuerda su historia está condenada a repetirla. Y creo que en este caso debemos evitar caer en los mismos errores.
La abolición del género como meta debería ser nuestro objetivo como feministas, el género no deja de ser una forma de opresión tanto para hombres como SOBRETODO para mujeres, que nos ubica en dos casillas diminutas y nos impone cómo deberíamos comportarnos, ser, vestir, hablar, y por supuesto que cosas NO debemos hacer. ¿Es esta abolición alcanzable a corto plazo? No. En la sociedad actual ni si quiera las personas que se salen UN POCO de la casilla de su género pueden vivir su vida de forma normal, y la mayoría de aspectos y debates de esta disyuntiva no han llegado a todos los rincones del planeta. Es un tema complejo sobre el que existen muchas teorías de cómo llevar a cabo esta abolición, pero la realidad siempre es mucho más compleja si cabe, y esto hace que haya que bajarse de las teorías para aplicarlas a la realidad.
Extrapolar un debate jurídico hasta convertirlo en una manera de excluir a las personas trans NO es sororidad. Y, desde luego, NO es feminista, de hecho, es pasarse la sororidad por el arco del triunfo.
La personas no binarias o de género fluido son un buen ejemplo de que los géneros no existen como etiquetas encorsetadas sino como algo que debería ser cambiante y adaptable. ¿No es precisamente esto una forma de acabar rompiendo con ellos? ¿No es precisamente esto otra teoría más de cómo acabar con el género?
Quiero con esto lanzar una última idea, que pese sobre cualquier disyuntiva. Teorizar y debatir, siempre. Excluir y enfrentar, nunca. La sororidad por bandera y la interseccionalidad como base para seguir construyendo una sociedad justa e igualitaria donde la evolución sea una constante y la deconstrucción de nuestros comportamientos la llave para conseguirla.
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