MASCULINIDAD TÓXICA
Llamamos masculinidad tóxica a la idea de que a los hombres se les defina como dominantes, competitivos, atrevidos y cuya obligación sea demostrar fortaleza y virilidad. Esto forma parte de los estereotipos que vienen implícitos en lo que conocemos, a través de publicaciones anteriores, como roles de género. En ocasiones esta imposición acaba creando problemas de confianza, represión emocional, y a su vez problemas psicológicos en algunos casos, sobre todo en aquellos hombres que no se sienten identificados con estas imposiciones.
Un ejemplo de masculinidad tóxica sería la famosa frase “Los hombres no lloran” o términos como “nenaza”, “mariconez” usados con connotaciones negativas. Los cambios de roles que asocian a un hombre lo que se conocía como femenino, crean en los hombres una sensación de vergüenza o culpa por alejarse del estereotipo que se les asigna en función de los genitales que tengan al nacer. A todo esto, le sumamos la implicación que produce en un ámbito secundario a las mujeres, y su atribución de roles, quedando con estos términos en una posición de menor responsabilidad en la estructura familiar o social e impidiendo que dominante, competitiva, atrevida o con fortaleza se asocien al sexo femenino.
Con ello deducimos que las cualidades que se asocian a lo masculino NO tienen por qué ser negativas, pero sí lo es la imposición de las mismas.
En este aspecto muchas personas homosexuales y bisexuales son quienes más sufren este tipo de toxicidades, se cuestiona su orientación y se les discrimina por ser “menos hombres”.
Actualmente tanto la masculinidad tóxica como los roles van modificándose, pero aún queda mucho trabajo por hacer y muchas mentes que abrir, ya que la libertad de poder expresarse abiertamente, de que no sea necesario que el peso de la familia recaiga sobre ellos y en definitiva tumbar este tipo de asociaciones por el bien de la salud mental de los hombres que nos rodean, depende de ello.
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