Juana I de Castilla "La Loca"
- Femi_Aprende
- 13 mar 2021
- 3 Min. de lectura
Loca, desequilibrada, irracional, incapaz de gobernar, todos estos términos son los que hemos asociado siempre con la figura de Juana I de Castilla, aquella reina cuyos celos y pasiones convirtieron en una mujer perturbada o...no. Tal vez esa es solo la imagen que sus coétaneos quisieron mostrar de ella. Una imagen que el cine, el teatro y la literatura solo han acrecentado pero
¿Quién fue Juana Trastámara y Trastámara? ¿Qué la llevó a terminar sus días encerrada en Tordesillas?
Juana nació en Toledo en 1479 y fue la tercera hija del matrimonio formado por Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón o, lo que es lo mismo, de los Reyes Católicos. Como tal recibió una amplísima educación: música, danza, gramática, latín y política, fueron algunas de las disciplinas que Isabel se esmeró en educar a su hijo y heredero, Juan, pero también a sus hermanas, quienes eran una pieza clave en la estrategia de Fernando para buscar aliados por todo el continente europeo. En este párrafo es obligatorio mencionar a Beatriz Galindo, una escritora y humanista salmantina que fue la encargada de enseñar gramática y latín a Juana y sus hermanos. Toda esta formación hizo de Juana una mujer inteligente, con una amplía cultura y sensible, características que ayudarían a Fernando a elegir un matrimonio conveniente para ella (No, perdón, para ella no, para los intereses de Fernando).

Así, en 1497, con tan solo diecisiete años, Juana ponía rumbo a Flandes, donde habría de casarse con el heredero de las casas de Borgoña y Habsburgo, Felipe el Hermoso. Ambos se sintieron atraídos inmediatamente y ordenaron adelantar la fecha del enlace. Es precisamente esta actitud abierta a la hora de mostrar sus sentimientos y deseos una de las razones por las que se acusa a Juana de estar desequilibrada. En resumen, para la sociedad de finales del siglo XVI las mujeres no debíamos tener deseo sexual, eso es una característica única de los hombres, así que si te gustaba el sexo más te valía que no se te notase mucho, porque si no...ya sabemos, promiscua, lividinosa, casquivana...¡Anda, pues si que hemos avanzado! Pero la vida de Juana en Flandes tardaría poco en complicarse, pronto su marido comenzó a mostrar una actitud violenta y autoritaria con ella cuando esta le reprochaba sus numerosas infidelidades. Un enfrentamiento en el que Juana una vez más llevaba las de perder, puesto que su actitud rebelde y crítica ante su marido tampoco fue bien recibida en la corte borgoñona. Con esto ya os podéis ir haciendo una idea de la presión que estaba soportando, aunque lo peor está aún por venir.

Entre 1497 y 1504 mueren, por este orden, Juan, heredero de Isabel y Fernando, Isabel, primera hija del matrimonio y la propia Isabel I. Con esta cadena de muertes, Juana pasa a ser la reina propietaria de la Corona de Castilla. Es decir, en 1504 tenemos a una Juana, maltratada y engañada por su marido, mirada con recelo por una parte importante de la nobleza y que en el plazo de siete años ha perdido a dos de sus hermanos y a su madre, sentada en el trono de Castilla. Mientras tanto, Felipe y Fernando se encontraban en mitad de un enfrentamiento por hacerse con el control del gobierno castellano, puesto que a estas alturas ninguno de los dos tenía en mente que Juana asumiera la corona con todas las consecuencias, pese a que esta era la última voluntad de la reina Isabel I. El enfrentamiento entre ambos no duró mucho, en 1506 Felipe el Hermoso moría repentinamente tras un partido de pelota y Fernando comienza a desplegar todas sus herramientas para convertirse en regente de Castilla.

Juana emprendió un largo peregrinaje para enterrar a su esposo en Granada. Este viaje se nos ha presentado siempre como el ejemplo más claro de la locura de Juana, lo que no nos suelen mencionar es que en ese momento Castilla estaba siendo asolada por la peste, circunstancia que explica la huída desaforada de Juana por todo el reino. Finalmente, el cortejo funebre se detiene en Tordesillas para que Juana pueda dar a luz a su última hija, Catalina. Juana no volverá a salir de Tordesillas, alegando enajenación e incapacidad para gobernar, Fernando enclaustra a su hija y a su nieta en el Palacio de la villa. Juana vivirá allí cerca de medio siglo, alejada de sus derechos como Reina, sola y olvidada por todos.
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